Oración y Alabanza Perpetuas

Y sucedió que al final de los cuatrocientos treinta años, el mismo día sucedió, que todos los ejércitos del Señor salieron de la tierra de Egipto. - Éxodo 12:41

Los hijos de Israel habían sido esclavizados y oprimidos por los egipcios alrededor de cuatrocientos treinta años. Durante ese tiempo, oraron, clamaron y creyeron que Dios los liberaría. Finalmente, llegó el día en que fueron liberados de sus captores.

Una vez más, nuestras vidas se ven interrumpidas y trastocadas por otro asesinato sin sentido de un joven afroamericano a manos de las fuerzas del orden. Algunos de nosotros hemos rezado y rezado aunque parece que no hay respuesta. Sin embargo, como los israelitas, debemos mantener la fe y continuar mirando a Dios para nuestro día de liberación. Es más fácil decirlo que hacerlo porque, entre otras razones, nuestro sufrimiento continúa mientras esperamos. Sin embargo, su momento no es el nuestro. No entendemos por qué hace o permite lo que hace. Sabemos que Él es el Dios todopoderoso, omnisapiente y soberano. Podemos acudir a Él en busca de fuerza y ​​paz para soportar lo impensable.

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Paseando por mi suministro de noticias, también veo fotos de hermosos bebés recién nacidos. Mientras lamentamos la pérdida de vidas, hay una nueva vida por la que alabamos a Dios. Cuatrocientos treinta años abarcan varias generaciones. Hubo muchos de los israelitas que no vieron la libertad durante su vida, pero los más jóvenes sí. Los niños que vemos hoy son motivo suficiente para seguir orando y creyendo en Dios. Con suerte, cuando sean mayores, no verán un día como este.

Así que, por muy desalentador que sea, perseveremos en nuestra oración y alabanza al Dios Altísimo. El es nuestra esperanza. Seguirá bendiciéndonos. Y, a Su propio tiempo y manera, Él nos librará.